PostHeaderIcon Capitulo 34

Seguramente habían utilizado la piscina como depósito para los inmortales. O quizá simplemente habían caído mientras vagaban por las instalaciones y ya no habían podido salir.

Sea como fuere, habíamos perdido una de las cosas más importantes de las instalaciones, el agua. Nos tocaría salir ahí fuera para conseguirla y eso significaba enfrentarse a más inmortales.

Decidimos poner en marcha mi plan, si es que se le puede llamar así a intentar atar a la mujer que estaba retenida en los servicios con esas cuerdas con bolas de plástico que sirven para separar las calles de la piscina.

Acordamos hacerlo del siguiente modo:

Raúl y Rubén aguantarían la cuerda unos metros por delante de la puerta de los servicios. El chico pelirojo que aún no había dicho ni mu abriría la puerta a la de tres y, una vez la tuviesen bien amarrada yo la amordazaría con la parte superior de un chándal para que no pudiese morder a nadie. Mientrastanto Marta se quedaría con Laura lejos de allí.

Llegamos al cambiador con la larga cuerda y nos preparamos todos en nuestras posiciones. No se escuchaba nada tras la puerta pero sin duda debía estar ahí. Sun duda a la que abriésemos la puerta saldría corriendo como una loca a por nosotros. Sería similar a cuando en una plaza de toros sueltan al animal, que sale desorientado a la plaza. Esperaba que pudiésemos hacer una buena faena.

Con la mano izquierda Raúl le hizo la señal al chico para que abriese la puerta y éste la abrió de par en par. Nada ocurrió. Todos nos asomamos respirando profundamente, pero ahí no había nada. Se debía haber metido, vete tu a saber por qué, en uno de los servicios.

- ¿Hola? - Probó Raúl.

Hubo un ruido, y entonces apareció. Corrió torpemente entre los servicios, chocando con las puertas de algunos de ellos y salió a por Raúl.
Raúl y Rubén dieron vueltas alrededor de la mujer con la cuerda, enrrollándola completamente.
La cuerda se le trabó entre las piernas y cayó al suelo arrastrando a los dos hombres. Hicieron un nudo a la cuerda, impidiendo así que se soltase.

- ¡Vamos, amordázala!. No quiero escucharla más - Me exigió Rubén.

La verdad es que los gemidos y lamentos eran insoportables. La amordacé sin problemas con cuidado de no tener ningun tipo de contacto con su piel o su boca. No tenía mucha idea sobre como se transmitía aquello, pero todas las precauciones eran pocas.

- Y ahora, ¿qué? - Nos preguntó Raúl señalándola.
- Habría que deshacerse de ella...
-Podríamos lanzarla por encima de la verja que rodea las instalaciones de la piscina.

Nos miramos los unos a los otros y al no ocurrírsenos algo mejor, decidimos cargar con la mujer por las instalaciones. Se movía y eso dificultaba su transporte, pero con cuatro personas no fue mucho problema. Cuando nos dirigíamos hacia la salida nos cruzamos con Marta y Laura que se encontraban mirando algunas fotografías que habían colgadas en la pared.

- Mami ¿dónde lleváis al monstruo? - Me dijo Laura señalando a la mujer inmortal.
- A un sitio donde no nos moleste cariño - Le dije mientras pasaba por su lado.

Marta nos abrió la puerta y salimos con el cuerpo a los jardines exteriores. Por un momento se me pasó por la cabeza enterrarla allí mismo, pero no lo comenté.

Cuando estuvimos lo suficientemente cerca de la verja como para ver lo que nos esperaba en el exterior, perdimos las fuerzas e instintivamente dejamos caer el cuerpo al suelo. Estábamos perdidos.

1 comentarios:

Anonymous dijo...

Hace poco tiempo que leo esta blog y la verdad me esta encantando, y aun mas viendo que posteas casi cada dia, es un detalle que el lector agradece

Sigue asi

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