PostHeaderIcon Capitulo 28

Podía ver el terror en sus ojos. Todo lo que no expresaba con palabras lo hacía a través del lenguaje corporal. Sudaba como si llevase horas en una sauna y por su respiración entrecortada cualquiera hubiese dicho que acababa de correr una maratón. Sin embargo era el miedo, el pánico el que hacía que su corazón se acelerase de ese modo.

Había tenido la valentía de ir a por aquella red mientras Raúl y Rubén forcejeaban con la mujer muerta, y se había atrevido incluso a atacarla con ella cuando la adrenalina corría por sus venas y arterias en una concentración mucho mayor a la habitual, pero ahora, cuando esa concentración había disminuido de golpe, se encontraba fundido. Podía sentirlo. Se encontraba sentado en el suelo, apoyado sobre sus brazos que estaban estirados hacia atrás. Miraba el techo, quizá pensando lo cerca que había estado de morir momentos antes.

Raúl, por su parte, parecía aún excitado por todo lo ocurrido. Andaba de un lado a otro mientras comentaba la jugada con mi marido:

- Quizá podamos apresarla de algún modo para sacarla de aquí.

- Quizá - Respondió Rubén. Ese quizá lo conocía bien. No estaba prestando atención a lo que Raúl le contaba ya que él estaba inmerso en otros pensamientos. Le pasaba muy a menudo.

Marta se encontraba en un rincón, sentada sobre uno de los bancos como los que habíamos colocado para apresar a la mujer muerta. Contemplaba sus manos mientras sus lágrimas caían en silencio sobre ellas. Estaba abatida.

- ¿Estás bien? Saldremos de ésta - Le dije acercándome a ella con mi hija en brazos.

Me miró con los ojos enrojecidos y las mejillas húmedas. Intentó esbozar una sonrisa como agradecimiento, pero no pudo más que mostrar una mueca elevando sus mejillas mientras otra lágrima se escurría por una de ellas.

- Mama, el monstruo quiere salir - Me comentó Laura, que parecía estar viviendo en uno de sus cuentos donde ella debía ser la princesa y los tres chicos los guerreros que luchaban contra el monstruo para evitar que se la comiera.

- No le dejaremos salir, cariño. Ven, vamos a buscar algo para jugar ¿vale? - Le dije mientras salía del cambiador a través de la puerta de doble hoja, parecida a la que separa las salas de los hospitales.

Siguiendo unos carteles que colgaban del techo llegamos a la piscina. Estaba cubierta por una gigantesca lona de plástico que impedía que la luz solar penetrase por ella de forma directa. La lona filtraba la luz como si de una lámina translúcida se tratase, sumiendo así la piscina en la penumbra. Los focos, que colgaban de una estructura metálica que se encontraba en el techo y sobre la que también estaba enganchada la lona, se encontraban apagados. Deberíamos intentar encenderlos, si es que aún había corriente eléctrica.

En un rincón se dos carros con ruedas de una dimensión considerable contenían material para la ayuda en la natación para los niños más pequeños. Manguitos, burbujas, pelotas, entre otros, se encontraban amontonados en ambos carros.

Pese a que debía llevar como mínimo un par de semanas sin mantenimiento, el agua parecía estar limpia. Si queríamos aprovechar ese agua también deberíamos encontrar donde guardaban las pastillas de cloro que debían utilizar para mantener el agua limpia de algas y microorganismos.

Toqué el agua, contra todo pronóstico estaba tibia, posiblemente porque la lona hacía que se produjese un efecto invernadero. El calor del Sol entraba en la piscina y la lona impedía que se escapase.

- ¿Quieres jugar un ratito en el agua? - Le pregunté.

Se le iluminaron los ojos y asintió repetidamente con la cabeza. - Pero no tengo mi bañador - Me dijo mientras se le desvanecía la sonrisa que se le había dibujado segundos antes en el rostro.

- Espérame aquí ¿vale? No toques nada. Vuelvo enseguida.

Corrí hacia recepción. Al entrar había visto unos bañadores con el nombre del club de natación colgados en la pared. Cogí el que me pareció que le vendría mejor y volví hacia la piscina.

- Mira - Le dije mostrándole el bañador. - Prúebatelo.

Le ayude a desvestirse y a ponerse su nuevo bañador.

- ¡Ni hecho a medida! - Le dije.

Desde que los muertos comenzaron a levantarse no la había visto tan contenta. Corrió hacia los carros que contenían los objetos para ayuda en la natación y se puso dos manguitos. Después, enseñándome una de esas burbujas rojas que van atadas alrededor del cuerpo y quedan a la espalda, me pidió que le ayudara a ponérsela.

Se lanzó a la piscina desde uno de los pequeños trampolines de piedra que estaban situados frente a cada calle de la piscina no sin antes pedirme que le prestase atención inumerables veces para que viese como saltaba.

Mientras la veía jugar en el agua me invadieron las ganas de tirarme a la piscina vestida y jugar con ella en el agua, pero acababa de ocurrírseme algo que nos podría ayudar contra la mujer muerta que aún debía retorcerse tras la puerta de los servicios.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

publica mas seguido por que si no ya no me tomare el tiempo para ver si se te ocurrio escribir al fin ni que estuviera tan bueno para esperar

Anónimo dijo...

Si no quieres no esperes, cada cual escribe según le viene. Está bien el relato y encima es gratis, ¿que más quieres pedir por algo GRATIS?

Jose dijo...

Sé que hace tiempo que no publico. Mis razones he tenido, entre ellas una gripe que me ha tenido una semana sin hacer nada.

Escribo por diversión y ello hace que a veces me tome más tiempo del debido en publicar, pero el contenido es totalmente gratis. El único consejo que te puedo dar es que si lo vas a leer a disgusto, no lo hagas.

Lo que sí puedo decirte es que continuaré escribiendo, pero no me comprometeré a dar plazos puesto que lo hago por placer y no por obligación.

Un saludo.

Anónimo dijo...

¿Qué tipo de "persona" publica un comentario con esas exigencias? Ni se merecía respuesta... Muy buena historia, y gracias por ofrecérnosla.

Jose dijo...

Gracias por los comentarios de apoyo. En breve llegarán más capítulos después de esta pausa casi obligada.

Anónimo dijo...

para un mes sin movimientos, y contando

Anónimo dijo...

Para el "Anónimo" que critica siempre.

Me alegro que sepas contar, al menos sabemos que sabes hacer algo más aparte de (intentar) molestar.

Un aplauso, sabe contar.

Anónimo dijo...

Hola, tu blog está buenisimo y me ha tenido en la orilla del asiento... he estado pendiente todo este tiempo por si habia posts nuevos, y sigo a la espera, ojalá los que te seguimos podamos saber que más sucedio, porque está muy interesante la historia!

Jose dijo...

No creáis que me olvido del blog. Sigo aquí y seguiré actualizando y es cierto que el parón está siendo demasiado largo. Pero no me olvido del blog ni lo tengo abandonado, dadlo por seguro.

Simplemente hay otros proyectos y situaciones que han ocasionado este parón temporal.

Y, por favor, no discutáis. No os conozco a ninguno de los que habéis escrito comentarios pero no merece la pena discutir por algo así.

A quien no le guste esperar está en su derecho decirlo, pero en vez de eso puede cerrar la pestaña del navegador si no quiere esperar y comprar un libro ya editado que estará mucho mejor que ésto y además no tiene que esperar al final.

Un saludo a todos

Anónimo dijo...

Tienes serios problemas para definir los personajes y que actúen de acuerdo a ello y a las circunstacias.... Una vez arregles eso mejorara MUCHO la historia

Seguidores